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I
En el fin del mundo,
en el fin de la historia,
como en círculos,
un pibe intenta un poema.
No habla de nada,
es lo que resta,
lo que se apaga.
Así se desvanecen,
persona y poema,
serán uno solo
cuando todo acabe.
II
Cuando estoy a punto
de disgregarme en el vacío
una súbita fuerza
me impulsa a agarrar el aire.
Y así,
aunque no haya nada donde apoyarme,
mi mano se eleva
y como colgando de un hilo
mi cuerpo es expulsado del mar
y me tira en la playa
cual náufrago aterrizado.
Así las palabras,
que nada son,
llegan a la otra orilla.
III
Siempre falta un dolor,
volver a nacer,
mirar de nuevo a los ojos,
o sentir calambres.
Pero nadie se atreve a aceptar,
que no hay otra opción:
lo que se mueve perdura,
lo que no, se entierra en el patio.
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