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Las cosas se rompen

* Las cosas se rompen, admitámoslo. Cada vez que planeamos algo, una suerte de brisa cósmica conspira en nuestra contra y todo empieza a sal...

sábado, 24 de diciembre de 2011

Quien alumbra - Alejandra Pizarnik

*

























Cuando me miras
mis ojos son llaves,
el muro tiene secretos,
mi temor palabras, poemas.
Sólo tú haces de mi memoria
una viajera fascinada,
un fuego incesante.






















































*

lunes, 28 de noviembre de 2011

La tangencia.

*
































A sangre fría corriste por mis dedos
dejaste lugar para la muerte
un rincón de extrema locura.

Fría.

Hiciste a Dios la ansiedad el tiempo
dibujaste una lágrima corrida
corrida manchó tus brazos como la crueldad quema a los hombres.

Tu piel de fuego, tocada
recorre un camino marcado hace siglos: una manzana.

Por si fuera poco, te dormiste hecha un punto. La tangencia.
Dibujaste una línea, larga y profunda, herida ciencia tu mirada.
Espero tu respuesta como el Diablo espera a los ansiosos
los ansiosos que mueren sin tiempo. El fuego.

Pero fría hasta tu ausencia. Fría como ojos de vidrio.
¿Por qué le das vida a la sombra? Las cosas perdidas. La tangencia.

Infinita.














































*

domingo, 27 de noviembre de 2011

Contra tus caras

*




















Contra tus caras
decidí arrancárte.
Terminé por hablar.
De vos. Como la luna crea el vértigo.

Dormí en tus sueños de nueces
sobre tus brazos cargados de hilos.
Soñé con tus ojos. Con todos.

Así logré olvidar tus alas, cargadas de hilos y muertes.
Y pude crearte como el Sol crea los pájaros.

El viento creyó lo que dijiste. Yo no.












































*

domingo, 6 de noviembre de 2011

Desapariciones - Paul Auster

*








Desapariciones

1. Empieza de nuevo, a partir
de la soledad:

como si ahora respirara
por última vez,

y es ahora, por tanto,
cuando respira por vez primera
más allá del abrazo
de lo singular.

Vive, y no es por tanto
sino lo que se aloja
en el insondable hueco
de su ojo,

y lo que ve
es todo lo que no es: una ciudad
del hecho
indescifrable,

y, por tanto, un lenguaje de piedras,
pues sabe que en el total de la vida
una piedra
dará paso a otra piedra

para hacer un muro

y que todas esas piedras
formarán la monstruosa suma

de pormenores.













*

Versión de Jordi Doce
De "Despariciones" Pre-textos 1996

martes, 11 de octubre de 2011

Tu voz*

Tu voz.


* Aclaraciones:
1- No sé diseñar.
2- Si sé que el mensaje/(casi)poema es un lugar común, y no es original.
3- Es un intento.

sábado, 10 de septiembre de 2011

La vida*

...y todavía,
reincidir en el asombro, 
encontrar la inaudible
cadencia de las cosas.

Y aunque se dan las cartas
boca a bajo
apostar por la vida 
setenta veces siete.




Elsa Vidal.


*No es el título, el poema no tiene título.

martes, 30 de agosto de 2011

El árbol sin hojas* (Emiliano**)

Había una vez un árbol sin hojas, entonces un día vinieron unos niños y se reían de él (del árbol claro); el árbol le dijo a don SOL "que le traiga hojas". El sol le dijo "yo no le traigo hojas a los árboles, sólo le doy luz a la gente".
Un día el árbol le dijo a don VIENTO "me puede traer un poco de hojas". El viento le dijo "Solamente le doy frío a la gente cuando hace mucho calor, y sacarle hojas a los árboles, pero no sé ponerle hojas a los árboles".
Un día vino doña LLUVIA y el árbol le dijo a la lluvia que le traiga hojas y la lluvia le contestó que solamente LLORABA. Entonces doña lluvia se fue triste.
Después vinieron los niños y adornaron el árbol, lo adornaron con papeles de colores.



Antes era el árbol feo y ahora es lindo.



(* Oportunamente mi mamá encontró un bolsa con todos mis dibujos de la infancia. Aparte de encontrarme con un mundo nuevo, lleno de creatividad, sensibilidad y un toque de locura, encontré este cuento, transcrito por mi mamá...**Ese es el verdadero autor, no el Emi, sino EMILIANO, como dice la firma...)

sábado, 20 de agosto de 2011

Luz, Música y el corazón desprotegido

*


-1-







-2-




Hoy sábado fue un día increíble, por la cantidad (y calidad) de cosas que aprendí. Perdonen los errores “literarios”. Soy así todavía.
Amanecí en mi casa solo, mi familia se había ido a no se dónde. Me desperté, me hice un café con leche –tan necesario- y mientras desayunaba vi “Phineas y Ferb”,  donde uno de ellos decía “la mejor cámara de fotos que tenemos es la mente”. Después me puse a tocar el piano, y al lado mi perra (mientras descargaba unos álbumes de Yann Tiersen en la computadora). Decidí esperar a que alguien, algún amigo-conocido me invitara a hacer algo. Ante la ausencia, me fui a andar en bici, sin esperar ni buscar nada ni a nadie, solamente andar. Fui hasta el parque Sarmiento, en la otra punta de la ciudad, y después de corroborar que no había nadie conocido (porque andar solo es visto como raro o como si alguien me hubiese plantado), me instalé en una isla en medio de un lago. Ahí me quedé, escuchando a Vivaldi, entre árboles inmensos y una brisa que esparcía el silencio. Arranqué un papel de mi cuaderno (que siempre llevo) y lo doble, hice un barco y lo dejé sobre el agua. Escribí un (casi)poema mientras se iba (yo también me iba con él). Al rato llegó una familia, la madre, la abuela, y dos chicos (supongo). Hice otro barco, lo dejé en un hueco de luz en el lago y me fui, cruzando el puente. Los chicos se quedaron mirando el barco, como se iba (y yo con él).
Me fui, por la avenida, rápido, y mientras cruzaba el puente de hierro (graaande), me detuve en la mitad, en un balcón y me quedé mirando el río, y los árboles, y la gente tomando mate, y el agua, mientras los autos hacían vibrar el piso. Seguí andando, no supe hacia dónde, pero me estaba agarrando hambre. Fui para el centro, no sé porqué, pero no doble en ninguna calle que me propuse doblar. Fui derecho a la plaza, la crucé sin reconocer a nadie todavía. Y al doblar en la Buenos Aires, mientras sonaba el estribillo de Fix you de Cold Play, el Sol inundó toda mi vista, mis oídos, mi cuerpo y la bici en su totalidad. No veía más que luz, y la calle. Empecé a ir más lento, alguien me podía chocar. Había tanta luz (tanta). El mundo se me hizo amarillo, y no quise escapar de eso. Fue hermoso.
Me dirigí a una panadería en la misma calle, pero no entré. Mas adelante había árboles (¡No edificios!).  Y la luz entraba por sus ramas. Anduve por ahí. Y después tuve miedo, era inevitable cruzarme por el kiosco donde suelen estar unos “amigos”, y sinceramente, no tenia ganas de ver a nadie. Pero pensé “en un momento tan lindo, sería tonto que eligiera otro camino solo por no querer ver a alguien, o por tener miedo de verlos y hablar con ellos”. Así que seguí. Y cuando pasé por ahí, no había nadie (“viste, hay que arriesgarse”). Paré en una panadería, até la bici con el candado nuevo, compré unas facturas y mantecados (muy caros para mi bolsillo), le sonreí a la malhumorada vendedora, y me fui. Cuando desaté la bici, se me rompió la cerradura del candado. (“nada es perfecto che, siempre pasa algo malo, la cuestión es dejarlo pasar”). Seguí andando, llegué al cementerio y empecé a comer. Curiosamente, era demasiada comida, así que la guardé y continué mi marcha.
Llegué a Villa Dalcar, donde hay un lago y otro parque cerca de la ruta, al otro lado de la ciudad. Y ahí, conocí el vacío. El agua inmensa ante mis ojos, algunos murciélagos revoloteando,  el frío, el olor del bosque, el cielo azul y naranja. Y yo, de nuevo, solo. Ante todo, solo (pero no triste).
Y me fui, me fui de todo eso, llegué a mi casa, después de tanto frío que hacía. Toqué el piano, y escribí esto.

sábado, 6 de agosto de 2011

¿Y ahora?

Y ahora. Estoy acá en mi refugio (el de todos). Me escribo, me descubro,
me abro ante las posibilidades de las palabras, ante sus casualidades.
Ante aquello que me da miedo.
 Y lo que no sé todavía. (Tanto no se sabe, ni siquiera a sí mismo.) Qué duda existe.
Como si fuera agua, o un mar, o un océano, me balanceo entre el destino
y lo que hubiera sido sin él. Entre esos instantes, ocurro.
Y observo, tranquilo, como las cadencias se acomodan.
Para qué. Nadie sabe. (Me es imposible concluir.)
Por eso este es mi refugio.
Lo poco que he visto de afuera, del otro lado de la pared, me ha lastimado.
Todavía soy demasiado cobarde para cruzar.
Por eso fluctúo y caigo sin lastimarme acá, allá caer es matarse.
Allá no se puede caminar.
Allá se vuela.

sábado, 30 de julio de 2011

(Casi)Poema*

Un pez en el océano quiere volar.
No puede.
Los gigantes lo devorarían
-como a tantos-.

Entre las piedras,
está desprotegido,
la luz no llega.

Frágil 
se esconde
en sus escamas.

No consigue nadar,
y se refugia
en su triste clepsidra.

Ahora es el tiempo
el que ataca,
el que come.

Sin embargo, se sueña un barrilete
que vuela altísimo
cuanto mayor es el viento en contra. 


(* El término "(casi)poema", inspirado en una frase de una amiga, hace referencia a que no creo tener la suficiente fuerza para creer que estos versos son poemas: para mi, por ahora, son solo palabras)

domingo, 17 de julio de 2011

(Casi)Poema

Tal vez sea una respuesta
a la interrogante realidad 
la música;
y en ella se encuentre
aquel misterio profundo
de energías 
de luz.
Y tal vez sea el orígen
del movimiento
y de todo aquello que no es real.
La Música.

martes, 12 de julio de 2011

Más (Casi)poemas

Estamos demasiado seguros
de que el suelo es sólido.
Quizá no conocemos
lo frágil que son las cosas.

                   *

Una hola de olas nos saluda
(igualmente, los hambrientos
siempre se comieron a los pequeños
a los que flotan
a los que se esconden)

Por ahora, el agua se oculta
en nuestros ojos;
ojalá algún día,
el océano se descuide.


*



Una vez me dijeron
que yo era un barrilete
-una amiga-
que nunca deje de ser libre
-unos amigos-
que soy sensible, que puedo cambiar el futuro
-una amiga-.
Y sé que es así,
porque son ellos quienes conocen este universo
-lleno de tristezas azules
ideas auríferas
y una clepsidra
derramándose-.
También me explicaron
que hay personas para algunos momentos
-también se los puede abrazar-
y otros para toda la vida
-a esos se los abraza con la
mirada…-.
Ahora si comprendo: “nuestro hogar
                                  son los amigos”.
Porque ellos saben que no saben porqué saben
todo del universo.

Por eso lloro por ellos
que me mantienen
-,con todas sus fuerzas,-
libre, volando.

domingo, 24 de abril de 2011

Ave Fénix

Quisiera desterrar
esta rareza de estar
tan quieto.

 *


El arte es
Amar
el ejercicio de la libertad
es volar
sin represión ni libertinaje.
(de a dos).

*

Con la mirada encandilada
intentabas decirme el nombre del cielo.
Pero te perdías,
siempre de a poco.

Solamente bailabas y corrompías,
al ritmo de la noche,
nuestros nombres con sus fuegos.


Tal vez, hay una línea
donde todo es reflejo.
Los pájaros dan luz
y el cielo y las nubes,
son la noche y lo oscuro.

 *

Caminaba y descubrí
serpientes imponentes
hechas de pedazos de cielo
que sigilosamente los arboles ocultaban.




Si escuchás música irlandesa o barroca,
puede que encuentres
mundos carduménicos
en la vereda
y que la calle
sea un universo posible.





Qué habrá para los locos
después de la caverna…


 *


Un mar de madera,
un continente de papel.
La historia del mundo
se hizo novela guardada,
y los bosques que la esperaban
se hicieron ceniza.
Pudieron conseguir manzanas
aquellos hombres despiertos,
pero ninguno de sus hijos
volverá a comer de la tierra.
Los atardeceres
ya no eran de agua.





El alma desprotegida
y la imponente montaña,
así la gota que cae sola.
Temblando en la quietud
la locura de la enormidad.
El silencio.
Solo tal vez,
el vacío
existe.

 *


Arrancó el vacio de su mente y lo escribió.
Por eso el cuaderno llovía,
con las gotas que él no podía desgarrar.
La tristeza invadiendo los rincones.
La nada lo tocaba y lo seducía.
Las ideas auríferas se diluían,
la clepsidra se rompía sin trisarse.
Y el silencio y su mirada se mezclaban
cayendo hacia la enorme oscuridad,
dibujando esencia de un universo perdido.

 *

Fue un día triste
aquel en que decidió
“nunca más ser así”
-y sin darse cuenta,
moría nuevamente-
Parecía que desplegar las alas
era caer más que caminar.
La vergüenza del poder reír
se hizo un muro.
Lo único que pensó,
fue el silencio.
Pero en eso nacía,
la locura del vacío.

*

El sonido se hace necesidad,
se hace energía mas allá del vacío.
La voz,
busca.
Las cuerdas, -todas las cuerdas-
mueren como pájaros,
en un vuelo con sabor a soledad.
Un mar de esencias rotas,
que suben por la montaña,
se encuentran con el premio:
la caída.

*

Una lámpara que no sabe el para qué
y aquel rincón de lápices que se aburre.
Secretos como gotas de un río,
el miedo al vacio,
y  yo escribo, escribo, escribo,
fallezco en intentos, duermo,
viajo, vuelo, extraño, olvido,
escucho.
Y a veces, una luz perdida
me devuelve en otro cuerpo,
me hace libre.
Tal vez un camino para llorar
y sonreír por dentro.
Desaparezco.


*


Aquel dolor aparece
y lastima con dudas.
Es la desesperación
de no encontrar la otredad.
Sin embargo, el fuego que se apaga
pero nunca deja de arder,
intenta hacerme feliz
en ese desierto de soledad.

sábado, 5 de marzo de 2011

El Corazón Desprotegido

I

Eso de intentar cambiar el mundo, era una minúscula parte de las ideas que tenía Pedro. Él sabía todo. Es más, hasta hablaba de haber estado en el momento del Bing Bang, de haber visto cómo se formó la cordillera de los Andes y de conocer el verdadero nombre de Dios. Estaba loco, yo nunca le creí eso del nombre de Dios, y sin embargo cada vez que lo escuchaba le volvía a creer como un tonto. Empezó de a poco, pero sus charlas en la plaza del barrio ganaron mucha popularidad, tanto que tuvo que llevar un amplificador con micrófono para que lo escuchen todos. En sus días de gloria, su poder de argumentación era increíble, y el más escéptico le habría pedido perdón por contradecir sus conocimientos. Era “El genio”, “El gran conocedor”, “El sabio” y “El poderoso inteligente”. El título que nunca recibiría fue el de “Amigo”, tal vez porque no lo merecía, tal vez porque no había lugar en su cabeza para tal ridiculez, aunque yo creo que fue porque no podía, como nosotros no podíamos ser cómo él. Él era en su totalidad diferente. En su habitación, en su escritorio celeste (el chiquitito que se movía todo el tiempo), tenía esa palabra escrita, y les aseguro, más de doscientas veces.