*
y tus nombres
y tus miradas
y tu corazón
y tus sangres
y tus noches
con mis noches
con mis sangres
con mi corazón
con mis miradas
con mis nombres
y conmigo:
no existen más en esta memoria,
se quedaron en un jueves de agosto.
Nos quedamos mirándonos las sombras.
Y el miedo decidió por nosotros.
No existe en esta memoria el olvido
-más allá del deseo,
más allá del verano-,
no existe otra cosa que mi esencia intentando morir de nuevo.
Bueno, está bien.
Hagamos un pacto:
cada uno elije un nombre para el cielo
y lo guarda en la mano del otro
y nunca
nunca más los vemos.
*
No hay comentarios:
Publicar un comentario