A Jose
No apures el río que te sacude por dentro.
Dejá que te recorra las venas, los poros, las ideas.
No corras detrás de las luces,
no las busques,
no las espantes.
Dejá que se acerquen, confiadas,
a las manos que les dan refugio.
Volvé atrás y repensá:
todavía hay estanques,
todavía la gente abraza.
Mirá la arena caliente entre los dedos de tus pies:
su angustia de cambio
no le impide quemarte.
Hay ciertas, algunas, cosas que te conviene no decir.
Y hay mares, acuarelas y Orlando.
Memoria.
No apures el río que te sacude por dentro.
Te va a derribar de todas formas.
*Emi.
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