que se muera de mí y en mí la incandescencia de nunca poder ser yo en mí ni en otres ni así o así
que vuele de mí la expresión equivocada y la luz siniestra que te evoca en mi memoria
que duerma en mí la ausencia de tu boca de tus ojos o de lo que sea que tenga tu nombre clavado como estaca
y que corra como un río este tiempo inagotable esta sed avergonzada esta canción hecha de trazos y de polvo de tierra que me habita hace siglos y hace nada
y que las cosas que no vuelan giren en torno al sol que cubre tus huesos y quemen y expulsen y deshagan lo que ataste en mis nubes y en mis cielos
y que el aire se olvide de vos
y que encuentres al final del pasillo una puerta que te lleve a donde quieras
no me importa
por mi cuenta, estoy sentado y miro al fuego
con mis espejos rotos y mis poemas mojados,
esperando que el carbón nos consuma
o que yo me muera,
lo que suceda primero.
*
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